MADRES POR VENIR
SOBRE EL DOLOR DE PARIR
INTRODUCCIÓN
El dolor durante el transcurso del parto es un tema que está presente en la subjetividad de cada mujer embarazada. Algunas lo rechazan con la fuerza de la negación, otras lo reconocen como una fuente de temor, también puede surgir como un interrogante, una pregunta frente a una experiencia inédita. Puede presentarse de diferentes formas y es importante escuchar las expresiones que sobre el dolor surjan en los espacios de atención del embarazo a los que cada una acude. Tiene la ventaja de integrar un aspecto del parir que forma parte de nuestra existencia.
EL CUERPO Y SU DOLOR
El escenario sobre el cual se proyecta el surgimiento del dolor es el cuerpo de la mujer durante el trabajo de parto. Por lo tanto, es importante ubicar de qué cuerpo hablamos, cuál es el cuerpo que duele, qué es el dolor.
Cuando nos referimos al cuerpo, la realidad más palpable es la del cuerpo biológico, el organismo vivo, órganos, tejidos, sistema nervioso. Pero también el cuerpo, es imagen y representación. Yo veo mi cuerpo y hablo de él de acuerdo a las representaciones construidas en torno a mi historia personal y a la cultura de la cual provengo. Somos seres parlantes, por eso podemos hablar del cuerpo y hablar con nuestro cuerpo; el cuerpo es afectado por el lenguaje. Sobre nuestra anatomía, se articulan la subjetividad y las emociones.
Cuando tomamos el cuerpo en toda su complejidad el dolor también se complejiza, es algo más que una sensopercepción proveniente de estímulos que impactan en nuestra biología. Hay una emoción dolorosa, que no puede ser aislada como un fenómeno físico que afecta a todos los cuerpos por igual. Justamente porque el cuerpo tiene una historia la experiencia del dolor es inseparable de la persona que lo atraviesa. Tampoco hay que olvidar el motivo que lo causa y el contexto en el cual acontece, pues el dolor es una expresión dotada de significado y su percepción está íntimamente relacionada con la interpretación que se le da. Por eso no es equiparable el dolor que puede provocar una enfermedad, síntoma de que algo anda mal, con el dolor sentido durante el trabajo de parto, que nos indica que nuestro hijo está naciendo y que nosotras estamos interviniendo activamente con nuestro cuerpo en ese proceso.
El parto de la madre y el nacimiento del hijo, es un momento de encuentro y a su vez de separación, un cuerpo que se hacen dos, la pérdida de un estado de completud que se da en el embarazo y el dolor forma parte del trayecto recorrido en el momento de separarse. Dolor por la pérdida, que vendrá a inscribirse en la historia particular de cada mujer.
En cuanto al contexto en el cual acontece, seguramente el dolor será mejor tolerado si la mujer en el momento de parir está rodeada de las personas significativas de su entorno, elegidas por ella para que la acompañen, es asistida por profesionales que respetan los tiempos propios en los que acontece el trabajo de parto, se le permite moverse libremente para encontrar las posturas en las que mejor se sienta, se alienta la confianza en si misma para hallar recursos que alivien el dolor y que le faciliten un equilibrio hormonal y emocional. Es una forma de asistir que pone el acento en el protagonismo de la mujer y su familia en torno al nacimiento, que acompaña a la mujer hacia un parto respetado, devolviéndole la sabiduría al cuerpo femenino y su capacidad para dar a luz.
Otro escenario se da cuando la atención médica del embarazo y el parto es un accionar mecánico y rutinario, convirtiendo al nacimiento en un acto gobernado por los profesionales de la salud. El dolor pasa a ser un tema del manejo médico. Se incorpora en el quehacer diario de la sala de partos como un enemigo que hay que eliminar y la anestesia surge entonces como único recurso posible. Recurso que administra el equipo asistencial luego de haber dejado a la mujer en un lugar pasivo, su cuerpo inmovilizado en una cama, imposibiltada de buscar en si misma para encontrar sus propios recursos activamente con un entorno que la acompañe en este sentido.
Muchas mujeres desean tener una experiencia de parto con todos los sentidos despiertos y piensan la anestesia como recurso último, si llegan a necesitarla porque algo del dolor se les torna insoportable. En este caso, la anestesia se presenta como una opción mas al servicio de la mujer y no como una imposición del discurso “medicalizado” del parto, que muchas veces impone sin preguntar, entronizando la anestesia como la solución al dolor, visto como un problema a resolver, ciertamente en una cultura que muchas veces prefiere anestesiarse a sentir intensamente.
Una mujer puede elegir una anestesia para parir y es esperable que la reciba si así lo desea. Pues no se trata de limitar los recursos disponibles para aliviar el dolor. Todo lo contrario, no hay que estrechar sino ampliar los horizontes de búsqueda, para lo cual es necesario preguntarse por el dolor y lo que él nos despierta.
No debe ser una exigencia parir sin analgesia, pero tampoco debe ser un imperativo médico parir con anestesia. Cada mujer tendrá el parto que le sea posible de acuerdo a su historia, sus características personales, sociales y el entorno asistencial que la acompañe.
La atención del embarazo y el parto debe respetar la elección de la mujer en cuanto a la forma en la cual desea parir, el conocimiento médico tiene que estar al servicio de la embarazada y su familia para proveer de los cuidados necesarios en torno al embarazo y el nacimiento.
A MODO DE CONCLUSION
El dolor forma parte de nuestra existencia y muchas veces es necesario para el aprendizaje y el crecimiento personal. Por supuesto no hablamos de dolores masoquistas que son patológicos sino de los dolores que nos permiten una transformación positiva.
Cabría preguntarse entonces, ¿se trata de enfrentar el dolor para controlarlo y llegar a suprimirlo?¿Podríamos encontrarnos con ese dolor, relacionarnos con él integrándolo a la experiencia de parir, aceptando atravesarlo, buscando en ese viaje la forma de aliviarlo, de mitigarlo? Cada mujer en su propio parto, encontrará quizás, alguna respuesta posible.